
¡Hola Pymenauta! Si llegaste hasta aquí es porque probablemente te ha pasado que alguien te pregunta cuánto cobras por tu servicio… y de pronto, te da pena responder. O quizá te lanzas con un precio que sacaste al aire porque no quieres perder al cliente. Y al final, terminas sintiendo que tu esfuerzo no fue bien pagado. ¿Te suena familiar?
La verdad, es más común de lo que parece, pero hoy vamos a ponerle orden a este tema. Vamos a platicar de cómo ponerle precio justo a lo que haces, sin miedo, sin regalar tu tiempo y con claridad para que también puedas vivir bien de tu trabajo.
¿Por qué cuesta tanto ponerle precio a lo que hacemos?

Antes de hablar de números, hablemos de emociones. Muchas veces lo que nos frena es el famoso «¿y si no me pagan eso?», «¿y si piensan que es caro?», «¿y si no valgo tanto?». Aquí aparece lo que se conoce como el síndrome del impostor que es esa vocecita que te hace dudar de lo que sabes, aunque lleves años haciéndolo bien.
También influye que, al ser profesionistas independientes, no tenemos un “tabulador oficial”, como sí pasa en un empleo. Todo depende de cómo nos valoremos y cómo comuniquemos ese valor.
Pero la buena noticia es que sí hay maneras prácticas de calcular precios justos que te ayuden a vivir de lo que haces sin sentir que estás cobrando de más.
El precio no es lo mismo que el valor

Esto es muy importante: el precio es lo que se cobra, pero el valor es lo que el cliente obtiene. Si una persona paga $2,000 por una asesoría contigo, y gracias a eso soluciona un problema que le ahorró $10,000, entonces tu servicio fue valiosísimo.
Cuando logras que quien te contrate entienda el valor de tu trabajo, el precio se vuelve mucho más fácil de justificar.
Errores comunes al fijar precios

Vamos a ver algunos errores típicos que muchas personas cometemos:
Si te has identificado con uno o más de estos puntos, está bien, todos empezamos así y estamos aquí para aprender y corregir el rumbo.
¿Qué factores sí debes tomar en cuenta?

Para ponerle precio justo a tu trabajo, necesitas considerar estos aspectos:
💡 Tip: Una manera clara de empezar es hacer una lista de todo lo que implica brindar tu servicio, desde el primer mensaje hasta la entrega final. Te sorprenderá la cantidad de detalles que muchas veces no se cobran.
Métodos para calcular tu precio

Aquí te comparto algunas formas comunes y efectivas para calcular tu precio justo:

1. Precio por hora
Suma todos tus gastos mensuales relacionados con tu trabajo y agrégale el ingreso que deseas tener. Luego, divídelo entre las horas reales que puedes trabajar en el mes (esas que realmente facturas, no las que se van en correos, juntas o propuestas).
Cuando hablamos de gastos mensuales, nos referimos a todo lo que necesitas para poder trabajar y vivir, pero ojo:
Si trabajas desde casa o compartes servicios, lo ideal es considerar solo una parte proporcional de esos gastos.
Aquí algunos ejemplos para que quede más claro:
Una referencia útil es trabajar unas 4 horas efectivas al día, durante 20 días al mes, lo que da un total de 80 horas al mes.
Ejemplo sencillo:
Gastos mensuales totales relacionados con el trabajo: $8,000
Ingreso deseado: $12,000
Total: $20,000 ÷ 80 horas al mes = $250 por hora
2. Precio por proyecto.

Este se calcula considerando el tiempo estimado + gastos + margen de utilidad. Sirve para proyectos definidos, como diseño de una identidad visual o redacción de contenidos, sesiones de consultoría, edición de video, entre muchos otros.
Ejemplo: Si tardas 10 horas en hacer una consultoría completa y tu hora vale $250, el mínimo sería $2,500. Pero si ese servicio ofrece un alto valor (como ayudar a cerrar ventas), puedes justificar un precio mayor.
Ahora bien, ¿cómo justificar un precio más alto que el cálculo básico de tiempo + costo? La clave está en el valor que entregas, no solo en las horas que trabajas.
Por ejemplo: Si das una asesoría de 2 horas que le permite a la persona reorganizar sus finanzas y ahorrar $10,000 al año, esa sesión vale muchísimo más que solo tus dos horas. Estás aportando claridad, herramientas y una solución concreta.
Otros factores que pueden justificar un precio mayor:
💬 Piensa en esto… si estás ayudando a resolver un problema o a lograr un objetivo importante. Si el resultado de tu servicio genera beneficios duraderos, no estás cobrando por el tiempo… estás cobrando por el resultado.
Este enfoque también te ayuda a alejarte del típico “¿cuántas horas trabajaste?” y te posiciona como alguien que ofrece soluciones, no solo tiempo.
3. Paquetes o niveles

Ofrecer paquetes o niveles de servicio es una forma muy práctica de organizar tu trabajo y darle claridad a la persona que quiere contratarte. En lugar de dar un solo precio que puede parecer “alto” sin contexto, presentas varias opciones y así cada quien elige según lo que necesita y lo que puede pagar.
Esto también te ayuda a no dar menos valor a tu trabajo, ya que muchas veces ofrecemos más de lo que cobramos. Con los paquetes defines límites claros y evitas que alguien pida “extra” sin pagar más.
Ventajas de trabajar con paquetes:
Cómo estructurar tus paquetes:
Generalmente se presentan en tres niveles:
Ejemplo para un community manager:
Ejemplo para un fotógrafo:
💡 Tip: Diseña tus paquetes pensando en cuál quieres vender más. Generalmente el “Estándar” es el más atractivo, así que procura que ese tenga el mejor balance entre precio y beneficios
¿Y si me dicen que es caro?

No todas las personas son tu cliente ideal. Si alguien solo busca el precio más bajo, tal vez no sea compatible con el valor que ofreces. Tu enfoque debe ser construir relaciones con quienes valoran lo que haces y están dispuestas a pagar por ello.
💬 Una respuesta que puedes ensayar es: «Entiendo que puede parecer elevado, pero mi servicio incluye [x beneficios] y está enfocado en darte [x resultado]»
Hablar de precios sin pena
Practica decir tu precio en voz alta, con seguridad. Si titubeas, la otra persona también lo hará. Puedes preparar un pequeño guion para presentarlo con confianza.
Evita frases como:
Y mejor usa:
¿Conviene dar descuentos?
Claro que se puede, pero solo si es estratégico. No como reacción al miedo o presión. Puedes ofrecer promociones limitadas, precios por pronto pago o descuentos por volumen, pero con reglas claras y sin devaluar tu trabajo.
Conclusión

Ponerle precio a lo que haces no es solo un tema de matemáticas. También es una manera de reconocerte y decir: “mi trabajo vale”. No estás cobrando de más. Estás cobrando lo justo por tu tiempo, tu esfuerzo, tus aprendizajes y los resultados que entregas.
Y eso, créeme, sí tiene un gran valor.
Si quieres dar el siguiente paso, te recomendamos visitar nuestro blog Cómo calcular el precio de tus productos o servicios. Ahí podrás descargar el archivo de Excel que preparamos para que realices tus cálculos de manera práctica y sin enredos.
Además, en Pymenauta creamos la Plantilla de Modelo de Negocios Pymenauta, con la que podrás:
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